miércoles, 24 de agosto de 2011

Un laberinto de 112 años





Jorge Luis Borges cumpliría hoy 112 años. Escribir sobre él es algo cansino. Mejor leer su obra y callar sobre ésta. Leer su infinita biblioteca y dejarse maravillar por el Mundo Borgiano. Un cuento para seguir una obra que no podrá morir. Un laberinto para perderse con gusto.

Emma Zunz

El catorce de enero de 1922, Emma Zunz, al volver de la fábrica de tejidos Tarbuch y Loewenthal, halló en el fondo del zaguán una carta, fechada en el Brasil, por la que supo que su padre había muerto. La engañaron, a primera vista, el sello y el sobre; luego, la inquietó la letra desconocida. Nueve diez líneas borroneadas querían colmar la hoja; Emma leyó que el señor Maier había ingerido por error una fuerte dosis de veronal y había fallecido el tres del corriente en el hospital de Bagé. Un compañero de pensión de su padre firmaba la noticia, un tal Fein o Fain, de Río Grande, que no podía saber que se dirigía a la hija del muerto.

Emma dejó caer el papel. Su primera impresión fue de malestar en el vientre y en las rodillas; luego de ciega culpa, de irrealidad, de frío, de temor; luego, quiso ya estar en el día siguiente. Acto contínuo comprendió que esa voluntad era inútil porque la muerte de su padre era lo único que había sucedido en el mundo, y seguiría sucediendo sin fin. Recogió el papel y se fue asucuarto. Furtivamente lo guardó en un cajón, como si de algún modo ya conociera los hechos ulteriores. Ya había empezado a vislumbrarlos, tal vez; ya era la que sería.

En la creciente oscuridad, Emma lloró hasta el fin de aquel día del suicidio de Manuel Maier, que en los antiguos días felices fue Emanuel Zunz. Recordó veraneos en una chacra, cerca de Gualeguay, recordó (trató de recordar) a su madre, recordó la casita de Lanús que les remataron, recordó los amarillos losanges de una ventana, recordó el auto de prisión, el oprobio, recordó los anónimos con el suelto sobre «el desfalco del cajero», recordó (pero eso jamás lo olvidaba) que su padre, la última noche, le había jurado que el ladrón era Loewenthal. Loewenthal, Aarón Loewenthal, antes gerente de la fábrica y ahora uno de los dueños. Emma, desde 1916, guardaba el secreto. A nadie se lo había revelado, ni siquiera a su mejor amiga, Elsa Urstein. Quizá rehuía la profana incredulidad; quizá creía que el secreto era un vínculo entre ella y el ausente. Loewenthal no sabía que ella sabía; Emma Zunz derivaba de ese hecho ínfimo un sentimiento de poder.

No durmió aquella noche, y cuando la primera luz definió el rectángulo de la ventana, ya estaba perfecto su plan. Procuró que ese día, que le pareció interminable, fuera como los otros. Había en la fábrica rumores de huelga; Emma se declaró, como siempre, contra toda violencia. A las seis, concluido el trabajo, fue con Elsa a un club de mujeres, que tiene gimnasio y pileta. Se inscribieron; tuvo que repetir y deletrear su nombre y su apellido, tuvo que festejar las bromas vulgares que comentan la revisación. Con Elsa y con la menor de las Kronfuss discutió a qué cinematógrafo irían el domingo a la tarde. Luego, se habló de novios y nadie esperó que Emma hablara. En abril cumpliría diecinueve años, pero los hombres le inspiraban, aún, un temor casi patológico... De vuelta, preparó una sopa de tapioca y unas legumbres, comió temprano, se acostó y se obligó a dormir. Así, laborioso y trivial, pasó el viernes quince, la víspera.

El sábado, la impaciencia la despertó. La impaciencia, no la inquietud, y el singular alivio de estar en aquel día, por fin. Ya no tenía que tramar y que imaginar; dentro de algunas horas alcanzaría la simplicidad de los hechos. Leyó en La Prensa que el Nordstjärnan, de Malmö, zarparía esa noche del dique 3; llamó por teléfono a Loewenthal, insinuó que deseaba comunicar, sin que lo supieran las otras, algo sobre la huelga y prometió pasar por el escritorio, al oscurecer. Le temblaba la voz; el temblor convenía a una delatora. Ningún otro hecho memorable ocurrió esa mañana. Emma trabajó hasta las doce y fijó con Elsa y con Perla Kronfuss los pormenores del paseo del domingo. Se acostó después de almorzar y recapituló, cerrados los ojos, el plan que había tramado. Pensó que la etapa final sería menos horrible que la primera y que le depararía, sin duda, el sabor de la victoria y de la justicia. De pronto, alarmada, se levantó y corrió al cajón de la cómoda. Lo abrió; debajo del retrato de Milton Sills, donde la había dejado la antenoche, estaba la carta de Fain. Nadie podía haberla visto; la empezó a leer y la rompió.

Referir con alguna realidad los hechos de esa tarde sería difícil y quizá improcedente. Un atributo de lo infernal es la irrealidad, un atributo que parece mitigar sus terrores y que los agrava tal vez. ¿Cómo hacer verosímil una acción en la que casi no creyó quien la ejecutaba, cómo recuperar ese breve caos que hoy la memoria de Emma Zunz repudia y confunde? Emma vivía por Almagro, en la calle Liniers; nos consta que esa tarde fue al puerto. Acaso en el infame Paseo de Julio se vio multiplicada en espejos, publicada por luces y desnudada por los ojos hambrientos, pero más razonable es conjeturar que al principio erró, inadvertida, por la indiferente recova... Entró en dos o tres bares, vio la rutina o los manejos de otras mujeres. Dio al fin con hombres del Nordstjärnan. De uno, muy joven, temió que le inspirara alguna ternura y optó por otro, quizá más bajo que ella y grosero, para que la pureza del horror no fuera mitigada. El hombre la condujo a una puerta y después a un turbio zaguán y después a una escalera tortuosa y después a un vestíbulo (en el que había una vidriera con losanges idénticos a los de la casa en Lanús) y después a un pasillo y después a una puerta que se cerró. Los hechos graves están fuera del tiempo, ya porque en ellos el pasado inmediato queda como tronchado del porvenir, ya porque no parecen consecutivas las partes que los forman.

¿En aquel tiempo fuera del tiempo, en aquel desorden perplejo de sensaciones inconexas y atroces, pensó Emma Zunz una sola vez en el muerto que motivaba el sacrificio? Yo tengo para mí que pensó una vez y que en ese momento peligró su desesperado propósito. Pensó (no pudo no pensar) que su padre le había hecho a su madre la cosa horrible que a ella ahora le hacían. Lo pensó con débil asombro y se refugió, en seguida, en el vértigo. El hombre, sueco o finlandés, no hablaba español; fue una herramienta para Emma como ésta lo fue para él, pero ella sirvió para el goce y él para la justicia. Cuando se quedó sola, Emma no abrió en seguida los ojos. En la mesa de luz estaba el dinero que había dejado el hombre: Emma se incorporó y lo rompió como antes había roto la carta. Romper dinero es una impiedad, como tirar el pan; Emma se arrepintió, apenas lo hizo. Un acto de soberbia y en aquel día... El temor se perdió en la tristeza de su cuerpo, en el asco. El asco y la tristeza la encadenaban, pero Emma lentamente se levantó y procedió a vestirse. En el cuarto no quedaban colores vivos; el último crepúsculo se agravaba. Emma pudo salir sin que lo advirtieran; en la esquina subió a un Lacroze, que iba al oeste. Eligió, conforme a su plan, el asiento más delantero, para que no le vieran la cara. Quizá le confortó verificar, en el insípido trajín de las calles, que lo acaecido no había contaminado las cosas. Viajó por barrios decrecientes y opacos, viéndolos y olvidándolos en el acto, y se apeó en una de las bocacalles de Warnes. Paradójicamente su fatiga venía a ser una fuerza, pues la obligaba a concentrarse en los pormenores de la aventura y le ocultaba el fondo y el fin.

Aarón Loewenthal era, para todos, un hombre serio; para sus pocos íntimos, un avaro. Vivía en los altos de la fábrica, solo. Establecido en el desmantelado arrabal, temía a los ladrones; en el patio de la fábrica había un gran perro y en el cajón de su escritorio, nadie lo ignoraba, un revólver. Había llorado con decoro, el año anterior, la inesperada muerte de su mujer - ¡una Gauss, que le trajo una buena dote! -, pero el dinero era su verdadera pasión. Con íntimo bochorno se sabía menos apto para ganarlo que para conservarlo. Era muy religioso; creía tener con el Señor un pacto secreto, que lo eximía de obrar bien, a trueque de oraciones y devociones. Calvo, corpulento, enlutado, de quevedos ahumados y barba rubia, esperaba de pie, junto a la ventana, el informe confidencial de la obrera Zunz.
La vio empujar la verja (que él había entornado a propósito) y cruzar el patio sombrío. La vio hacer un pequeño rodeo cuando el perro atado ladró. Los labios de Emma se atareaban como los de quien reza en voz baja; cansados, repetían la sentencia que el señor Loewenthal oiría antes de morir.
Las cosas no ocurrieron como había previsto Emma Zunz. Desde la madrugada anterior, ella se había soñado muchas veces, dirigiendo el firme revólver, forzando al miserable a confesar la miserable culpa y exponiendo la intrépida estratagema que permitiría a la Justicia de Dios triunfar de la justicia humana. (No por temor, sino por ser un instrumento de la Justicia, ella no quería ser castigada.) Luego, un solo balazo en mitad del pecho rubricaría la suerte de Loewenthal. Pero las cosas no ocurrieron así.

Ante Aarón Loeiventhal, más que la urgencia de vengar a su padre, Emma sintió la de castigar el ultraje padecido por ello. No podía no matarlo, después de esa minuciosa deshonra. Tampoco tenía tiempo que perder en teatralerías. Sentada, tímida, pidió excusas a Loewenthal, invocó (a fuer de delatora) las obligaciones de la lealtad, pronunció algunos nombres, dio a entender otros y se cortó como si la venciera el temor. Logró que Loewenthal saliera a buscar una copa de agua. Cuando éste, incrédulo de tales aspavientos, pero indulgente, volvió del comedor, Emma ya había sacado del cajón el pesado revólver. Apretó el gatillo dos veces. El considerable cuerpo se desplomó como si los estampi-dos y el humo lo hubieran roto, el vaso de agua se rompió, la cara la miró con asombro y cólera, la boca de la cara la injurió en español y en ídisch. Las malas palabras no cejaban; Emma tuvo que hacer fuego otra vez. En el patio, el perro encadenado rompió a ladrar, y una efusión de brusca sangre manó de los labios obscenos y manchó la barba y la ropa. Emma inició la acusación que había preparado («He vengado a mi padre y no me podrán castigar...»), pero no la acabó, porque el señor Loewenthal ya había muerto. No supo nunca si alcanzó a comprender.

Los ladridos tirantes le recordaron que no podía, aún, descansar. Desordenó el diván, desabrochó el saco del cadáver, le quitó los quevedos salpicados y los dejó sobre el fichero. Luego tomó el teléfono y repitió lo que tantas veces repetiría, con esas y con otras palabras: Ha ocurrido una cosa que es increíble... El señor Loewenthal me hizo venir con el pretexto de la huelga... Abusó de mí, lo maté...

La historia era increíble, en efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era cierta. Verdadero era el tono de Emma Zunz, verdadero el pudor, verdadero el odio. Verdadero también era el ultraje que había padecido; sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios.

El aleph (1949)

sábado, 9 de abril de 2011

SYDNEY LUMET






IN MEMORIAM
(1924-2011)



ESCENAS: 12 Angry Men, Network, before the devil´s know you´re dead.






lunes, 31 de enero de 2011

Thomas Lynch, el hombre que recibe las malas nuevas




En la solapa de la edición en castellano de Bodies in motion and at rest(Cuerpos en movimiento y en reposo), leemos lo siguiente:

Thomas Lynch, poeta y ensayista norteamericano, director por más de veinticinco años de una funeraria en Milford, Michigan.

Muerte, poesía y funeraria, un cóctel nada despreciable para el lector que hinque el diente a este libro que agrupa ensayos sobre la muerte, lo mejor de todo es que no deja indiferente a nadie. Thomas Lynch despliega con infinidad de recursos nuevas posturas, puntos de vista, exabruptos, reflexiones, polémicas, ante el tan fatídico destino de los seres humanos. En la introducción del libro, toda una declaración de principios, Lynch nos dice por qué escribe: “Algunas veces la gente me pregunta por qué escribo. Porque, les contestó, no juego al golf.”(1)Así, con esa implacable sinceridad y notable sentido del humor negro, está compuesto esta serie de dieciocho ensayos que giran sobre hechos autobiográficos, el aborto, las mujeres, los negocios funerales, el golf, cristianismo, la pesca, la poesía, y todo con el fin de poner en perspectiva a la muerte.

Reseñar este libro en su totalidad es perjudicarlo, es matarlo, es enterrarlo, ya que la poesía y la fineza con la que Lynch aborda cada ensayo, es para un placer absolutamente privado. Aunque su autor, en los agradecimientos de la colección, nos dice: “”los libros no se hacen solos. Los ensayos aquí incluidos, aunque escritos en privado, le deben su existencia a una comunidad mucha más amplia de colegas, vecinos, amigos y familia. Elementos todos con los que he sido generosamente bendecido”. (2) Simplemente se debe leer, en privado, en silencio y en reposo.

Como los seres humanos nos contradecimos mucho más de lo que se piensa, leamos algunos fragmentos de la colección de ensayos y así la recomendación no es tan fallida y apreciamos mejor la capacidad de este escritor tan críptico como sublime.




Sobre vientres y úteros:

Sin embargo, hay quienes argumentarán que el embarazo y el aborto son asuntos de la mujer, del cuerpo de la mujer. “No es asunto tuyo” me dicen algunas veces."Cuando los hombres puedan quedar embarazados, entonces podrás hablar." ¿Será entonces que, en el fondo, el problema no es más que un asunto de úteros? Y en ese caso, ¿la biología sí es destino después de todo? Como si los condones, aquellos que se ajustan al pene masculino no fueran en modo alguno asunto de mujeres. (3)

Estudios bíblicos:

Siempre termina siendo lo uno o lo otro: películas semipornográficas o la Biblia publicada por Gideons International. Cuando se trata de matar el tiempo en hoteles finos, siempre me abruman, por un lado, ideas de desnudez y peligro, y por otro, el asunto de la salvación de mi alma. (4)

Tal y como somos:

“No le gustaría que lo vieran así”. Como si a los muertos, ya sanos y a salvo en el cielo u olvido que quieran que habiten, les importara un pepino la apariencia. (5)

Decca, Dinky, Benji y yo:

Tantas cosas han cambiado desde aquel verano de 1.963. Kennedy, Vietnam, la televisión a color, el amor libre y las millas de vuelo acumuladas. La manera como vivimos y morimos en fecto ha cambiado, pero le hecho fáctico de que vivimos y morimos, permanece.(6)


Corolario

Para finalizar, dejaremos en palabras del propio Lynch su visión del tema mortuorio en una entrevista realizada por Adriana de la Espriella para la revista El Malpesante, quien fue traductora de su libro The undertaking , conocido como El Enterrador, altamente recomendado en castellano, ya que la traducción realizada por Adriana es brillante.

El lenguaje de sus ensayos está muy distante del tono que prevalece en la mayor parte de la literatura sobre la muerte, bien sea de orientación religiosa, espiritual o la de los libros llamados de autoayuda. ¿Cómo ha sido recibido por los lectores?

Existe la tendencia a hablar de la muerte bien sea en términos puramente científicos o recurriendo a consuelos sentimentales; es decir, a asumir que se trata de un evento exclusivamente biológico o exclusivamente psicológico. Lo primero es demasiado clínico y lo segundo demasiado melo-so. Los clérigos tienden a tratar la muerte como un evento sólo o totalmente religioso, y tristemente, algunas personas del negocio de las funerarias lo tratan como una venta más. La verdad es que la muerte es eso y mucho más: es un evento existencial que desafía todos los aspectos de nuestra humanidad. Yo aprendí a ver la muerte y a hablar sobre ella como lo hacía mi padre: como algo que les pasa a los muertos y a los vivos que los sobreviven, y nuestro trabajo es ayudar a los vivos a encargarse de sus muertos. El lenguaje que aprendí de él era sencillo, compasivo, cuidadoso y real. Fue una buena enseñanza.Creo que los lectores responden a ese tipo de escritura porque no exige que sean de una fe determinada o de un sistema de creencias, ni que cambien sus heridas más profundas o sus sentimientos confusos por una especie de “tristeza light”.(7)


Secuencia de títulos Six Feet Under, serie de HBO inspirada en The Undertaking.


Citas:

1. 1. Cuerpos en movimiento y en reposo, Thomas Lynch. Editorial Alfaguara. Traducción: Juan Manuel Pombo. Página 19.

2. Ídem. Página 17.

3. Ídem. Página 79.

4. Ídem. Página 57.

5. Ídem. Página 104.

6. Ídem. Página 139.

7. Entrevista publicada en El Malpensante. http://www.elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=1158&pag=1&size=n

8. Visita su WEBSITE: http://www.thomaslynch.com/1/234/index.asp

sábado, 22 de enero de 2011

El primer disparo

Howard Hawks cuando realizó esa obra maestra llamada de The Big Sleep, dijo que la finalidad era rodar un par de escenas buenas y listo, bueno, el señor Hawks bajo esa pretensión creó una gran película que hasta el día de hoy se siente su sombra. La premisa o dogma de Howard Hawks para crear The Big Sleep, nos lleva a pensar si son varias escenas, el ritmo, el final o, en definitiva, todo el perfecto andamiaje lo que se necesita para hacer un buen film. El articulo propuesto por nosotros se inclina por el comienzo, es decir, el principio, la obertura, Intro, FADE IN, Opening Scene.


Sabemos que hay comienzos deslumbrantes y después la cosa no funciona pero un buen comienzo deja por sentado el clima y atrapa al espectador hasta las últimas. La famosa teoría de Swain, es decir, el HOOK(gancho) para atraer y capturar la atención de los espectadores, es todavía muy válida, aún si la cosa se desvanece a mitad de camino, por lo menos hizo que el espectador se quedará un poco y concentrara su atención hasta donde pudo y se marcó el ticket para la taquilla.
Aquí exponemos algunos comienzos interesantes y que garantizan la total atención del espectador. Un primer disparo de esa ráfaga de imágenes que constituyen un film.


Directores invitados: Michael Mann, Gaspar Noé, Tarsem Singh, Mike Van Diem, Terrence Malick, Wes Anderson.




















Películas: Alí, Seul Contre Tous, the Fall, Karakter, The New World, The Royal Tenenbaums.

martes, 21 de diciembre de 2010

Una década bajo la influencia



La década que se termina en diez días estuvo muy heterodoxa en materia cinematográfica, sin embargo la ficción que imperó, renovó y dio nuevas luces sobre un tan anhelado cine del futuro fue la animación. En el terreno de la ficción de carne y hueso no hay muchas sorpresas, salvo directores que vienen trabajando desde hace 3 décadas y que siguen rodando películas interesantes, al contrario de la década del noventa del siglo pasado donde el cine si tuvo una eclosión de directores y propuestas cinematográficas de primer nivel y en todo el orbe, destacando la importancia del cine iraní, japonés y chino, en esta década que pasó, algunos de esas propuestas se mantuvieron y otras se estacaron.

Revistas de diferentes nacionalidades emitieron sus juicios y por lo menos hay una cinta animada en sus conteos, tal vez debieron de incluir más, y se aprecia también lo expuesto por nosotros anteriormente, sin ninguna novedad directores que vienen trabajando en sus propuestas desde hace dos décadas atrás brillaron por su impecable trabajo.

Cahiers du cinema elegió las siguientes:


1. Mulholland Drive – David Lynch
2. Elephant – Gus van Sant
3. Tropical Malady – Apichatpong Weerasethakul
4. The Host – Bong Joon-ho
5. A History of Violence – David Cronenberg
6. The Secret of the Grain – Abdelatif Kechiche
7. West of the Tracks – Wang Bing
8. War of the Worlds – Steven Spielberg
9. The New World – Terrence Malick
10. Ten – Abbas Kiarostami

La británica Sight and Sound sumó treinta películas para su listado:

Adaptation – Spike Jonze
• Battle in Heaven – Carlos Reygadas
• The Beat That My Heart Skipped – Jacques Audiard
• The Bourne Ultimatum – Paul Greengrass
• Caché – Michael Haneke
• Colossal Youth – Pedro Costa
• The Death of Mr. Lazarescu – Cristi Piu
• Éloge de l’amour – Jean-Luc Godard
• The Five Obstructions – Lars von Trier and Jorgen Leth
• The Gleaners and I – Agnès Varda

• The Holy Girl – Lucrecia Martel
• Inland Empire – David Lynch
• In the Mood for Love – Wong Kar-Wai
• Memories of Murder – Bong Joon-ho
• Platform – Jia Zhangke
• Russian Ark – Aleksandr Sokurov
• The Son – Jean-Pierre and Luc Dardenne
• Spirited Away – Hayao Miyazaki
• Talk to Her – Pedro Almodovar
• Ten – Abbas Kiarostami
• There Will Be Blood – Paul Thomas Anderson
• 35 Shots of Rum – Claire Denis
• Touching the Void – Kevin Macdonald
• Tropical Malady – Apichatpong Weerasethakul
• United Red Army – Wakamatsu Koji
• Uzak – Nuri Bilge Ceylan
• Waiting for Happiness – Abderramane Sissako
• Werckmeister Harmonies – Béla Tarr and Agnes Hranitzky
• Workingman’s Death – Michael Glawogger
• Yi Yi – Edward Yang

La biblia de los cinematógrafos, American Cinematographer, hizo una lista de las mejores películas fotografiadas entre 1.998 y 2.008. Las diez mejores fueron:




1. Amélie: Bruno Delbonnel, ASC, AFC (AC Sept. '01)
2. Children of Men: Emmanuel Lubezki, ASC, AMC (AC Dec. '06)
3. Saving Private Ryan: Janusz Kaminski (AC Aug. '98)
4. There Will Be Blood: Robert Elswit, ASC (AC Jan. '08)
5. No Country for Old Men: Roger Deakins, ASC, BSC (AC Oct. '07)
6. Fight Club: Jeff Cronenweth, ASC (AC Nov. '99)
7. The Dark Knight: Wally Pfister, ASC (AC July '08)
8. Road to Perdition: Conrad L. Hall, ASC (AC Aug. '02)
9. Cidade de Deus (City of God): César Charlone, ABC (AC Feb. '03)
10. American Beauty: Conrad L. Hall, ASC (AC March & June '00)

La revista colombiana Kinetoscopio realizó una lista por sus veinte años de existencia, abarcando un periodo de dos décadas, las películas escogidas entre 2000 y 2010 fueron:

2000 In the mood for love
2001 Mulholland Drive
2002 Cidade de Deus
2003 Elephant
2004 Eternal sunshine of the spotless mind
2005 Match Point
2006 Das Leben der Anderen
2007 4 luni, 3 săptămâni şi 2 zile
2008 Gran Torino
2009 Das weisse band
2010 Shutter Island


Directores como Woody Allen, David Lynch, David Cronenberg, Clint Eastwood, Martin Scorsese, Abbas Kiarostami, Terrence Malick, Jean-Luc Godard, es decir, maestros del cine consagrados, se sumaron a esta década con algunos trabajos interesantes y todavía siguen con aliento para la década que está por venir, algunos de ellos están en los ochentas, setentas y sesentas años de edad, con mucho o poco combustible de vida llegaron al 2011.






Otros directores que se consagraron y siguen para el 2011 con propuestas sorprendentes y fascinantes, como Lars von Trier, Richard Linklater, Michael Haneke, Pedro Almodóvar, Jean-Pierre & Luc Dardenne, Joel & Ethan Coen, continúan en la carrera y habrá que esperar que nuevos caminos recorrerán en su cinematografía.






Sorpresas, si es que las hay, son de directores que han sabido mezclar, porque son lo más parecido a un DJ, diversos estilos ya vistos en la historia del cine, pero con el virtuosismo propio que han generado los medios tecnológicos producidos por el mismo cine. Sabio manejo del CGI, espectacular uso del Steadycam, cinematografía en HD, cinematografía en 16 y 35mm con pocas luces, montaje hiperkinético. Algunos de los que brillan en este abarcado son: Paul Thomas Anderson, Gaspar Noe, Michael Mann, David Fincher, Alejandro González Iñárritu, Wes Anderson, Spike Jonze, James Gray, Jacques Audiard, Darren Aronofsky, Wong Kar-Wai.



























Mención especial merece el trabajo realizado por PIXAR, auténtica revolución en términos de cine animado, de cine en general y de historias cautivantes para todos los gustos. Lo mejor de la década a ojo cerrado.



La década del 2000 al 2010 fue, en definitiva, una década bajo la influencia. ¿De quién? La única respuesta posible sería el cine por el cine mismo, un auténtico Saturno devorando a su hijo, y, aunque se miré al ombligo constantemente, ya se advierten cambios notables, pocos, pero notables. Ante la fuerte piratería y la notable demanda de excelentes series de televisión, hubo cine y habrá cine de algunos de los creadores mencionados, con pros y contras, con buenas y malas críticas, lo importante es que sigamos observando distintas propuestas e indagando en ellas para así construir nuestro listado personal cinematográfico. Un listado de gustos y preferencias que seguirá generando el interrogante que aún no respondemos, ¿qué es cine?

martes, 7 de diciembre de 2010

El cartero ya entregó su carta

Mientras algunos se prepararon para la fiesta de Los premios Nobel, Julian Assange mermó el evento monarquico con su entrega ante los tribuanles del Reino Unido. El fundador de WikiLeaks ha ratificado su derecho a la libertad de prensa numerosas veces, como lo hace en este columna publicada alrededor de la medianoche australiana en el diario The Australian. Assange menciona varios puntos claves de la función de su portal, el cual, según su fundador, ejerce un Periodismo Científco. Una verdadera lección de cómo publicar verdades incómodas.






Don't shoot messenger for revealing uncomfortable truths

IN 1958 a young Rupert Murdoch, then owner and editor of Adelaide's The News, wrote: "In the race between secrecy and truth, it seems inevitable that truth will always win."

His observation perhaps reflected his father Keith Murdoch's expose that Australian troops were being needlessly sacrificed by incompetent British commanders on the shores of Gallipoli. The British tried to shut him up but Keith Murdoch would not be silenced and his efforts led to the termination of the disastrous Gallipoli campaign.


Nearly a century later, WikiLeaks is also fearlessly publishing facts that need to be made public.
I grew up in a Queensland country town where people spoke their minds bluntly. They distrusted big government as something that could be corrupted if not watched carefully. The dark days of corruption in the Queensland government before the Fitzgerald inquiry are testimony to what happens when the politicians gag the media from reporting the truth.


These things have stayed with me. WikiLeaks was created around these core values. The idea, conceived in Australia, was to use internet technologies in new ways to report the truth.
WikiLeaks coined a new type of journalism: scientific journalism. We work with other media outlets to bring people the news, but also to prove it is true. Scientific journalism allows you to read a news story, then to click online to see the original document it is based on. That way you can judge for yourself: Is the story true? Did the journalist report it accurately?


Democratic societies need a strong media and WikiLeaks is part of that media. The media helps keep government honest. WikiLeaks has revealed some hard truths about the Iraq and Afghan wars, and broken stories about corporate corruption.


People have said I am anti-war: for the record, I am not. Sometimes nations need to go to war, and there are just wars. But there is nothing more wrong than a government lying to its people about those wars, then asking these same citizens to put their lives and their taxes on the line for those lies. If a war is justified, then tell the truth and the people will decide whether to support it.
If you have read any of the Afghan or Iraq war logs, any of the US embassy cables or any of the stories about the things WikiLeaks has reported, consider how important it is for all media to be able to report these things freely.


WikiLeaks is not the only publisher of the US embassy cables. Other media outlets, including Britain's The Guardian, The New York Times, El Pais in Spain and Der Spiegel in Germany have published the same redacted cables.


Yet it is WikiLeaks, as the co-ordinator of these other groups, that has copped the most vicious attacks and accusations from the US government and its acolytes. I have been accused of treason, even though I am an Australian, not a US, citizen. There have been dozens of serious calls in the US for me to be "taken out" by US special forces. Sarah Palin says I should be "hunted down like Osama bin Laden", a Republican bill sits before the US Senate seeking to have me declared a "transnational threat" and disposed of accordingly. An adviser to the Canadian Prime Minister's office has called on national television for me to be assassinated. An American blogger has called for my 20-year-old son, here in Australia, to be kidnapped and harmed for no other reason than to get at me.

And Australians should observe with no pride the disgraceful pandering to these sentiments by Julia Gillard and her government. The powers of the Australian government appear to be fully at the disposal of the US as to whether to cancel my Australian passport, or to spy on or harass WikiLeaks supporters. The Australian Attorney-General is doing everything he can to help a US investigation clearly directed at framing Australian citizens and shipping them to the US.
Prime Minister Gillard and US Secretary of State Hillary Clinton have not had a word of criticism for the other media organisations. That is because The Guardian, The New York Times and Der Spiegel are old and large, while WikiLeaks is as yet young and small.


We are the underdogs. The Gillard government is trying to shoot the messenger because it doesn't want the truth revealed, including information about its own diplomatic and political dealings.


Has there been any response from the Australian government to the numerous public threats of violence against me and other WikiLeaks personnel? One might have thought an Australian prime minister would be defending her citizens against such things, but there have only been wholly unsubstantiated claims of illegality. The Prime Minister and especially the Attorney-General are meant to carry out their duties with dignity and above the fray. Rest assured, these two mean to save their own skins. They will not.


Every time WikiLeaks publishes the truth about abuses committed by US agencies, Australian politicians chant a provably false chorus with the State Department: "You'll risk lives! National security! You'll endanger troops!" Then they say there is nothing of importance in what WikiLeaks publishes. It can't be both. Which is it?


It is neither. WikiLeaks has a four-year publishing history. During that time we have changed whole governments, but not a single person, as far as anyone is aware, has been harmed. But the US, with Australian government connivance, has killed thousands in the past few months alone.
US Secretary of Defence Robert Gates admitted in a letter to the US congress that no sensitive intelligence sources or methods had been compromised by the Afghan war logs disclosure. The Pentagon stated there was no evidence the WikiLeaks reports had led to anyone being harmed in Afghanistan. NATO in Kabul told CNN it couldn't find a single person who needed protecting. The Australian Department of Defence said the same. No Australian troops or sources have been hurt by anything we have published.


But our publications have been far from unimportant. The US diplomatic cables reveal some startling facts:


► The US asked its diplomats to steal personal human material and information from UN officials and human rights groups, including DNA, fingerprints, iris scans, credit card numbers, internet passwords and ID photos, in violation of international treaties. Presumably Australian UN diplomats may be targeted, too.
► King Abdullah of Saudi Arabia asked the US to attack Iran.
► Officials in Jordan and Bahrain want Iran's nuclear program stopped by any means available.
► Britain's Iraq inquiry was fixed to protect "US interests".
► Sweden is a covert member of NATO and US intelligence sharing is kept from parliament.
► The US is playing hardball to get other countries to take freed detainees from Guantanamo Bay. Barack Obama agreed to meet the Slovenian President only if Slovenia took a prisoner. Our Pacific neighbour Kiribati was offered millions of dollars to accept detainees.

In its landmark ruling in the Pentagon Papers case, the US Supreme Court said "only a free and unrestrained press can effectively expose deception in government". The swirling storm around WikiLeaks today reinforces the need to defend the right of all media to reveal the truth.


Julian Assange is the editor-in-chief of WikiLeaks.

http://www.theaustralian.com.au/in-depth/wikileaks/dont-shoot-messenger-for-revealing-uncomfortable-truths/story-fn775xjq-1225967241332